Ser escort no es solo un trabajo físico, es una labor emocional, mental y energética que puede dejarte extenuada si no sabés cómo separar los mundos. Porque sí, amamos nuestro cuerpo, nuestra libertad y el poder de elegir cómo, cuándo y con quién compartimos nuestra sensualidad. Pero también tenemos una vida detrás del maquillaje, las risas, las citas y los orgasmos fingidos o reales. Tenemos vínculos, sueños, soledad, dudas, cansancio... y una mente que necesita respiro.
Entonces, ¿cómo hacer para sostenerlo todo sin rompernos? ¿Cómo ser esta mujer poderosa que encanta a sus clientes, y al mismo tiempo cuidar tu corazón, tu mente y tu alma? Este artículo es un abrazo. Una guía para ayudarte a equilibrar las exigencias de ser escort con el resto de tu vida… y no perderte en el intento.
1. Aceptá que vivís dos (o más) versiones de vos misma, y eso está bien
No hay que forzar una fusión entre tu yo profesional y tu yo personal. Podés ser ambas y seguir siendo auténtica. La clave está en saber qué parte mostrar en cada contexto, y permitirte habitar cada versión sin culpa.
Tu "yo escort" es esa diosa del deseo, segura, brillante, seductora. Y tu "yo cotidiana" es la que se relaja con un mate en pijama, la que extraña a alguien, la que se emociona con una serie o se pelea con su mamá.
Ninguna invalida a la otra. Son distintas formas de tu poder.
2. Establecé límites emocionales y energéticos
Una de las cargas mentales más intensas es llevarte al trabajo emocionalmente, o traértelo a casa después. Por eso, aprendé a poner límites internos claros.
Antes de una cita, preparate como si te estuvieras “poniendo el personaje”. Y al terminar, hacé un pequeño ritual para “sacártelo”. Puede ser una ducha, cambiarte la ropa, una meditación de 5 minutos, o simplemente un respiro profundo diciendo:
“Esta parte del día terminó. Ahora vuelvo a mí.”
3. Organizate con horarios realistas y no te sobrecargues
Es muy tentador aceptar todas las citas, especialmente cuando el ingreso es bueno. Pero tu tiempo y energía tienen un límite. No sos una máquina.
Armá una agenda que te permita descansar, disfrutar y reconectar con tu vida fuera del trabajo. Dejá espacios vacíos. Días libres. Horarios sagrados para vos. Ser profesional no es trabajar sin parar; es saber administrar tu disponibilidad sin fundirte.
4. Cuidá tu círculo íntimo (y decidí a quién le contás qué)
La vida personal puede volverse complicada cuando hay secretos. Y sí, no siempre podemos contarle a todos que trabajamos como escorts. Pero eso no significa que tengas que cargar con el peso sola. Elegí personas de confianza con quienes puedas abrirte. Tener un par de oídos amorosos que te escuchen sin juzgar puede cambiarlo todo.
Si no tenés a nadie así, considerá sumarte a grupos de escorts o trabajadoras sexuales donde puedas hablar libremente. Sentirte acompañada es medicina para el alma.
5. Reconocé la culpa cuando aparece… y no la alimentes
La culpa puede aparecer de muchas formas:
Querida, no estás haciendo nada malo. Tu cuerpo es tuyo. Tu tiempo es tuyo. Tu decisión es tuya. No sos menos digna de amor, de vínculos honestos o de respeto por trabajar en lo que trabajás. La culpa no desaparece de un día para otro, pero cada vez que aparece, podés decirle:
“Sé por qué estás acá. Pero no te voy a dejar manejar mi vida.”
6. Construí momentos de autocuidado sagrados
Después de un encuentro, después de un cliente intenso, después de una semana con muchas citas… tu cuerpo y tu mente necesitan volver a vos.
Armá rituales que te reconecten:
Lo que sea que te devuelva a tu centro. Cuidarte no es lujo. Es parte del trabajo.
7. Permitite tener una vida emocional propia
Podés tener pareja. Podés enamorarte. Podés tener vínculos auténticos aunque seas escort. No es fácil, no es para cualquiera, pero merecés vivirlo si lo deseás.
Para eso, es clave separar el sexo emocional del sexo profesional. Y entender que en tu trabajo, vos das una experiencia. Pero eso no significa que no puedas construir intimidad real con alguien más.
Aprendé a ponerle palabras a tus emociones, a tus necesidades, a lo que buscás fuera del trabajo. Tu corazón también merece un espacio seguro.
Cómo me siento al respecto
Ay, escribir esto me emociona porque sé que muchas veces cargamos con una soledad silenciosa. Nadie ve lo que pasa después de apagar las luces del hotel. Nadie sabe lo que pesa a veces volver a casa con la piel agotada y la mente llena. Y sin embargo, seguimos. Seguimos brillando. Seguimos amando. Seguimos deseando.
No estás sola. Este camino no lo caminás en secreto. Somos muchas y somos poderosas.
¿Te pasó alguna vez sentir que estabas en piloto automático entre tu vida personal y tu trabajo? ¿Querés contarme cómo lo manejás vos? Estoy acá para leerte, abrazarte con palabras, y darte herramientas para que sigas siendo esa mujer increíble que sos. 🌹
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